La Crónica de Benavente

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domingo, febrero 05, 2006

Venir y llegar

Sinónimos o antónimos
Venir y llegar
J. I. Martín Benito

Llega el de fuera y viene el de dentro, que antes ha marchado. César cruzó el Rubicón: llegó, vió y venció... y Pompeyo fue derrotado en Farsalia. Al fin y al cabo, César era un romano que antes había partido a la Galia y que ahora regresaba. Eso sí, con el ánimo de cambiar las cosas. No siempre se regresa con ganas de mudanza. Las más de las veces, vuelve uno para quedarse para siempre, harto de mundo. César, sí, volvió para vencer. Pero no siempre eso es así.
Hay quien, a veces, siempre está volviendo, pero nunca se decide a iniciar el regreso; tal vez por ser consciente que el retorno es el fin. El exilio español lloraba por volver, como lo hacía también el Rey Chico y los judíos de Sefarad. Y es que España ha sido y es tierra de partida
No es lo mismo llegar que venir. Llega la victoria y nos sobreviene la derrota. Hernando de Acuña, en el soneto al Rey Nuestro Señor -el César Carlos- clamaba: "Ya se acerca, señor, o ya es llegada/ la edad gloriosa en que promete el cielo/ una grey, un pastor, solo en el suelo/ por suerte a vuestro tiempo reservada..".
Y es que la gloria llega. El tiempo también; entiéndase aquí la edad como tiempo, pero no como paso de él. Esa, la otra edad, más que venir se va. Nos vence la edad y nuestro báculo se encorva. Puede ser que llegar sea también sinónimo de acabar, de finalizar, de terminar la senda. Por eso, ya no sé si prefiero llegar a venir. Creo que, en todo caso, prefiero irme, pero ¿a dónde?. Al fin y al cabo el sino del hombre es volver, como las golondrinas de Bécquer.
La venida nos sorprende, pero la llegada se espera. En el Romancero: "¡Helo, helo, por do viene/ el infante vengador...". Ya podemos esperar la venida de nuestro glorioso Salvador, que nunca acaba de llegar, por más que algunos la proclamen todos los días.
Venir es también retornar, es volver: a la patria, a la casa, al hogar. El llegar implica cansancio, agotamiento o, quizás, pesadumbre. ¿Y venir? ¡Quién sabe!: la primavera ha venido y nadie sabe cómo ha sido.

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